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¿Y tú, te propones ser más resiliente?

¿Y tú, te propones ser más resiliente?

18 noviembre 2021 - by Ángela Benítez Sánchez

No sé si alguna vez te has preguntado si eres resiliente o si incluso te has planteado querer ser una persona más resiliente. Pero vamos a intentar que te lleves este término como una herramienta más para tu crecimiento diario y personal.

Entre las definiciones de resiliencia encontramos que se trata de la capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o una situación adversa. Como en muchas ocasiones, cuando nombramos adjetivos y hablamos de nosotros mismos, solemos situarnos en si es algo que somos o tenemos o no, nos olvidamos de que con este tipo de capacidades no siempre se nace, si no que se trabajan y se consiguen. Este sería el punto de partida ideal, estar convencido de que puedo convertirme en una persona, empleado u organización resiliente.

A diferencia de la definición de resiliencia sobre los materiales, “capacidad de un material, mecanismo o sistema para recuperar su estado inicial cuando ha cesado la perturbación a la que había estado sometido”, las personas resilientes no siempre vuelven a su estado previo a un estresor, si no que salen reforzadas de éstos.

Querer convertirse en una persona resiliente conlleva reconocer que en muchas ocasiones la incertidumbre es más difícil de afrontar que la certidumbre de las malas noticias, y por ello ser conscientes de que tenemos herramientas de afrontamiento nos dará seguridad ante esas malas noticias ya que aportará certidumbre sobre el control que podemos tener en ciertos resultados y sobre nuestra autogestión de aquello sobre lo que no tenemos control. 

Como bien nombra Pilar Gómez-Acebo en su libro “Resiliencia: Gestión del naufragio”, ser resiliente no quiere decir que la persona no experimenta dificultades o angustias, sino que, ante situaciones adversas no actúan de manera evitativa, por el contrario, toman nuevas decisiones no planteadas con anterioridad, se adaptan a la nueva situación y se esfuerzan en aquello sobre lo que sí tienen control. Podríamos pensar en ejemplos de situaciones diarias en las que demostramos nuestra capacidad de resiliencia, por ej. cuando mantenemos una conversación incómoda ante un problema, o cuando asistimos a una reunión de trabajo y exponemos nuestros avances a pesar de no haber obtenido los resultados o los tiempos previstos.

A veces puede parecer que estar preparados para las adversidades y conseguir ser buenos resilientes consiste en saber actuar ante situaciones negativas, pero ese sería el último paso. Porque además, la resiliencia se trabaja, a veces de manera automática o inconsciente, día a día, a través de la autogestión, la organización de prioridades, el autocuidado y el reforzamiento de esos aspectos en la vida que nos sientan bien, evitando aspectos que nos desestabilizan o decisiones que no nos acercan a nuestros objetivos vitales o profesionales. Cuando una persona trabaja y entiende este aspecto de la resiliencia mucho más sutil que la propia definición, llega a esas situaciones negativas con las herramientas necesarias para sobrepasar la adversidad. Y tras sobrepasarla, es cuando crece, cuando puede reconocer en sí misma alguna cualidad o faceta propia a la que hasta entonces no había recurrido.

En los últimos años se habla mucho de la gestión del cambio en las empresas, esta cualidad está muy valorada en las organizaciones, sin embargo, como mencionamos en el párrafo anterior, no se trata de afrontar los cambios sino de disponer de equipos resilientes antes de esos cambios. Es decir, somos una organización resiliente cuando en nuestro día a día estamos siendo asertivos en nuestras comunicaciones, trabajando en que no sólo el canal y el mensaje sean los correctos, sino que además nos aseguramos de que los receptores están disponibles y predispuestos a asimilar esos mensajes que, a veces, nos llegan desde arriba. Podemos decir que somos una compañía resiliente y que se adapta al cambio porque sabemos delegar, trabajamos el empowerment de los trabajadores y no nos movemos en una cultura de pasividad, inacción y resignación. Pensamos que comunicar es implicar, ya sea en la toma de decisiones, cultura organizacional o estrategias.

Con esto, podemos resumir que una organización, unidad familiar o grupo de cualquier índole puede volverse resiliente y afrontar con determinación los tiempos difíciles, si está compuesto por individuos resilientes, que conocen lo que tienen y aprovechan los recursos de los que disponen independientemente de la cantidad de éstos.

En psicología se habla de diferentes teorías como el “Locus de control interno”, la búsqueda de la felicidad, la resiliencia, la autogestión, la profecía autocumplida, etc. que llevan a una misma conclusión para terminar esta reflexión, y es la creencia de que alcanzar resultados positivos está en gran parte en nuestras manos y en menor parte en el ambiente o factores externos. Por tanto, se trata de decidir cómo nos afectan los mensajes recibidos, cambiar nuestro propio punto de mira ante una situación que nos desestabiliza, trabajar nuestra inteligencia emocional y asertividad desde mucho antes de que nos enfrentemos a problemas vitales, afrontar miedos, salir de nuestra zona de confort en pequeños aspectos de la vida o simplemente estar dispuestos a escuchar y entender otras formas de hacer las cosas que hasta ahora no se nos había ocurrido. Son estos aspectos los que nos harán personas resilientes y por ende los que harán que nuestra reacción física, emocional y mental no se conviertan en una consecuencia negativa de las situaciones adversas, sino que, por el contrario, nos ayuden a crecer ante la adversidad, hasta el punto de que no nos demos ni cuenta de que diariamente sobrepasamos obstáculos.

Bibliografía

Gómez-Acebo, P., Bravo Ibáñez, C., Fernández Carmena, F., Mur de Viu, C. y Navarro Álvarez, I. (2013) Resiliencia Gestión del naufragio. Madrid: LID Editorial empresarial.

Real Academia Española. (2001). Diccionario de la lengua española (23.a ed.). Consultado en http://www.rae.es/

Martín, N. (2017) Mejora tu capacidad de resiliencia. Editorial digital Titivillus.

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