Quien me quiera ganar se va a tener que desgastar

Quien me quiera ganar se va a tener que desgastar

5 de octubre de 2024

En este nuevo episodio de UNIQ el campeón del basket José Manuel Calderón le da la bienvenida a otra gran campeona deportiva, ganadora de, no una, sino 3 medallas de oro en los juegos paralímpicos. La inmensa disciplina, perseverancia y confianza en ella misma le han permitido encontrar la clave del éxito y cumplir con sus sueños. Estamos hablando de María del Carmen Herrera Gómez, judoka que en UNIQ, Reflexiones Inspiradoras por Sngular y Kia, nos compartirá un poco de su vida y nos contará por qué hoy está donde está y cómo lo ha conseguido.

Carmen Herrera nace en Málaga, segunda hija de una familia de cuatro hermanos. Desde que respira, Carmen convive con una forma de albinismo que le provoca dificultades de visión, entre otras.

“No se puede decir que marcó mi vida pero ha sido parte de ella.”

Bajo muchos aspectos, esta diversidad ha sido algo que, más que frenarle, le ha empujado para luchar aún más fuerte y superarse a ella misma.

Además de darle mayor motivación, su discapacidad visual ha sido lo que le ha regalado también el valor de la humildad, sin la cual Carmen admite humorísticamente que sería una persona “horrible”.

¿Por qué el Judo?

Cuando José Manuel Calderón le pregunta sobre su infancia, la judoka declara repetidamente que su infancia fue muy feliz, aún así nos transmite que fue arduo para ella determinar su personalidad debido a la hiperprotección de su entorno que desconfiaba en sus capacidades.

“Cuando tienes una discapacidad, te dicen lo que puedes y no puedes hacer.”

Igual que Sandra Sánchez, Carolina Cerezuela, y otros personajes que han pisado UNIQ, Carmen también afirma tener esa necesidad de retarse a ella misma, una característica que ha marcado su temperamento desde muy pequeña.

“Eso ha sido una constante prácticamente desde que tengo uso de razón”.

Tanto Sánchez como Herrera consiguen alimentar esa necesidad de mejora constante a través del deporte, una expresión del alma que les ha permitido alcanzar la mejor versión de ellas mismas y que además ambas lo consideran una herramienta para conocerse a uno mismo.

“Yo siempre tuve la sensación de que el deporte me suponía ese componente de reto”.

El judo empezó a formar parte de la vida de Carmen cuando ya era relativamente mayor, ella se adentra en el mundo de la competición con 20 años, por lo tanto, por encima de sus impedimentos debidos al albinismo, ella debió esforzarse aún más para recuperar esos valiosos años de entreno perdidos, años que además suelen transcurrir en la edad de mayor evolución y aprendizaje.

“Me di cuenta de que a los 20 años tenía que tener una flexibilidad mental de una niña de 15.”

Pero, ¿por qué el judo? La respuesta de Carmen es muy simple:

“en realidad solo hay dos palabras, “la lucha”, simplemente yo quería luchar”.

El poder medir su fuerza poniéndose a prueba delante de un adversario, para Carmen es algo mágico y fuente de mucha energía y autoestima.

Además, esa disciplina siempre había resultado fascinante a los ojos de la pequeña Carmen.

“En la televisión, cuando salían competiciones de artes marciales, me quedaba embobada, imitando los movimientos que yo veía.”

Antes de tener la oportunidad de jugar en los paralímpicos, Carmen pasó por unos años difíciles, nadando a contracorriente a lo que su entorno habría deseado para ella, viviendo rodeada de la aprehensión de las personas más cercanas a ella, hasta el momento que finalmente demostró al mundo que todo ese esfuerzo no fue tiempo perdido.

Alcanzando el éxito.

“Yo lo veía pero sentía que cuando iba a tocarlo se me escapaba siempre de la punta de mis dedos”.

Carmen sentía que estaba destinada a jugar y a ganar. Veía a sus compañeros que se preparaban para los juegos paralímpicos de Atlanta 95, y luego llegó Sidney 2000 y sus ganas de competir crecían día tras día, esperando el momento perfecto para poder ponerse a prueba.

Finalmente, en Atenas 2004, el judo feminino entró dentro del programa de deporte de los juegos, allí se abría una puerta de oportunidad para Herrera, pero justamente ese año, Carmen estaba en un punto personal muy complicado y mentalmente fue un esfuerzo enorme para ella seguir luchando.

“Yo soy fuerte, soy valiente y tengo que seguir adelante, porque este sueño por el que llevo luchando tanto tiempo, al fin lo tengo delante.”

Para Carmen Herrera ese momento fue decisivo para marcar el camino que le llevó a ganar consecutivamente 3 medallas de oro, consiguiendo la incredulidad, admiración y el respeto de millones de personas.

La primera medalla de Carmen no fue el mayor reto para ella. La judoca nos explica que es aún más complicado mantener ese estado de victoria antes que alcanzarlo.

“Si ya es difícil llegar, más difícil es mantenerse, allí empecé a sentir la presión de la campeona”.

Aún así, Carmen ya había encontrado la clave del éxito y estaba muy segura de poder ganar otra vez. Ella se encontraba en el mejor momento de su vida, con un buen estado físico y un buen entrenador que le permitían exprimir al máximo sus capacidades y conseguir, una vez más, el oro.

“Estaba al 100% y cuando yo digo al 100%, es difícil de transmitir, es que yo vivía para eso, solo para eso.”

¿Y ahora qué?

Carmen Herrera ha dicho adiós al mundo de la competición, aunque el judo sigue formando parte de su vida, y le cuenta a Calderón que su objetivo ahora es poder compartir su aprendizaje con los demás, haciendo de coach persona:

“así me veo yo de aquí a pocos años”.