El cambio "is coming"
Llevo más de 8 años trabajando en el mundo de la tecnología y no me deja de sorprender que se hable de paradigmas, lenguajes y modelos predictivos y sin embargo nunca se hable de “entender” esos mecanismos que nos han ayudado a seguir evolucionando cada día en un entorno de constante innovación.
Es un hecho que este sector está caracterizado por el cambio, la innovación y la adaptación; comenzando por el mismo proceso de selección donde la empresa ha pasado de evaluar candidatos a ser la “evaluada”.
Por tanto, las empresas de hoy nos enfrentamos al mayor desafío: ¿cómo encontrar la manera de seguir siendo productivas y eficaces? o dicho de otra manera ¿cómo atraer el talento y conseguir mantenerlo?
Quizás una de las primeras reflexiones que deberíamos hacernos sea si las preguntas anteriores están bien planteadas o debemos darles una vuelta (también en el sentido literal) y empezar por cambiar el orden para realmente preguntarnos: ¿cómo conseguir que el gran talento del que disponemos en la empresa siga creciendo en nuestra empresa y sea capaz de atraer más talento nuevo?
No nos engañemos, incluso en el mundo tecnológico las empresas son creadas para ser rentables y los equipos son la base para lograr que así sea. Todos conocemos casos en los cuales las organizaciones han nacido, han crecido, se han desarrollado y han muerto en un tiempo debido a que se ha quedado “obsoleto” su producto o la competencia ofrece un mejor servicio.
Por tanto, y volviendo a la importancia de nuestra primera reflexión de cómo conseguir mantener el talento del que disponemos, sería interesante preguntarse por el ambiente de trabajo, el proyecto y las personas; esto es el equipo en su conjunto. Cuando planteas esto en cualquier departamento se suele realizar un proceso que pasa por una definición de factores claves e indicadores de la productividad del equipo tales como: resultados, recursos, objetivos claros, estrategias (bien definidas y comunicadas) y una coordinación de acciones entre los miembros del equipo; y los miembros de otros departamentos.
Pero aun así, hay ocasiones en que no se alcanzan los resultados esperados… ¿qué otros aspectos influyen y no tenemos en cuenta?
Sin pretender generar más expectación con tanta pregunta (sabéis que a todos los coaches nos encanta para generar reflexión), os daré el punto de vista de una psicóloga en la organización: el aspecto fundamental está en las personas, (hasta ahora ningún misterio, probablemente estéis pensando: qué pesados estos departamentos que siempre andan con esa palabra en la boca); pero sí, permitirme que os insista: personas. Personas no vistas como un recurso en la empresa (evitando las connotaciones negativas), sino hablando de personas en el sentido más psicológico e incluso emocional de la palabra: los estados de ánimo de las personas y cómo influyen junto a una mezcla/coordinación de situaciones a través de las relaciones en el equipo.
Hablando en plata, es cada una de las situaciones que vive un empleado en su día a día experiencias. Cómo no podría ser de otra manera en pleno siglo XXI en que pretendemos vivir experiencias sin apenas movernos del sofá; a través de unas gafas de realidad virtual.
Situaciones como el tráfico al que uno se enfrenta cada mañana yendo al trabajo, la relación tensa con un superior o compañero, el mal funcionamiento de unos equipos informáticos desactualizados o cualquier otra situación cotidiana. Por tanto, estas situaciones son las que generan una experiencia en el empleado, y la gran diferencia entre una experiencia del empleado positiva o negativa será lo que un día con mucho sueño o tras una mala noche le haga ausentarse por motivos diversos o levantarse de la cama y presentarse en la oficina.
Bien, pues esta experiencia del empleado no se basa solo en un proyecto innovador o un buen horario, se basa en el aprendizaje constante (agile) y en las relaciones y experiencias que estas relaciones generan en el día a día; por ello cada vez es más común que los trabajadores se sientan más cómodos participando incluso en la ampliación de su propio equipo de trabajo.
En nuestras manos queda empoderar al trabajador para que se sienta valorado y no menos importante, como parte de la empresa; y para ello debemos atender todos los factores que pueden ayudar a esa fidelización o identificación del trabajador con la compañía en lugar de caer en el error de siempre atrapar al trabajador con un salario sin tener en cuenta que este factor es solo una pequeña pieza de un gran puzzle llamado experiencia.
Por tanto mi pregunta sería, ¿estamos trabajando en ello?